La siesta impacta en la salud de forma positiva y negativa. Según la ciencia, todo depende de qué tipo de siesta tomemos porque no es lo mismo hacerlo en el sillón que en la cama y durante 30 minutos que 3 horas. Como cada persona, cada siesta es un mundo, pero hay una que podría definirse como "perfecta".
Hace unos días, un estudio que publicó la revista Obesity resaltó que el riesgo de obsesidad aumenta un 23% cuando las siestas son largas, pero que una bien corta disminuye el riesgo de padecer enfermedades por tener la presión alta.
Los hombres y mujeres de ciencia coinciden con una serie de pautas que podrían definir una siesta como perfecta:
- Tiene que ser corta, o sea no puede durar más de media hora
- Debe ser en el sofá y no en la cama
- Tiene que ser al mediodía o en la primera hora de la tarde
Si se cumplen estas tres características, una siesta puede ser reconfortante y ayudar a mejorar la atención de quien la toma. En una charla con El País, Francesca Cañellas, miembro del grupo de trabajo sobre el insomnio de la Sociedad Española del Sueño, dijo: “Llamamos siesta a dormir períodos cortos durante el día".
Luego, ejemplificó al decir "Por ejemplo, a una persona con narcolepsia le recomendamos siestas preventivas de 10 minutos y los pacientes con apneas de sueño también necesitan hacer alguna siesta para estar activas; los insomnes se mueren por hacer una siesta, pero no son capaces”.
Debido a que cada etapa de la vida tiene su propio ciclo de sueño (los adolescentes necesitan dormir más horas que las personas ed edad avanzada, pero tienen un patrón nocturno más fragmentado), se recomienda que los adultos jóvenes duerman apenas 20 minutos.