La reina Isabel II, quien por más de siete décadas ocupó el trono británico y se volvió un símbolo de la monarquía en todo el mundo, murió este jueves 8 de septiembre a los 96 años, aunque aún no se ha comunicado el motivo del fallecimiento. En las últimas horas, los integrantes de la realeza británica se movilizaron hacia el Palacio de Buckingham.
El príncipe Carlos, quien debería sucederla en el trono, junto a la duquesa de Cornualles y el príncipe Guillermo viajaron a Escocia para estar junto a ella. Los otros tres hijos de la reina Isabel II, el príncipe Andrés, la princesa Ana y el príncipe Eduardo, viajaron a Balmoral, al igual que el príncipe Harry y su mujer, Meghan Markle, quienes cancelaron un evento en Londres.
La reina Isabel II nació en Londres, siendo la hija mayor de los duques de York (más tarde los reyes Jorge VI e Isabel) y fue educada en su casa a cargo de preceptores privados. Su padre ascendió al trono en 1936 tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII; tras su fallecimiento, en 1952, fue coronada en 1953 fue la primera en ser televisada.
En 1947 contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con quien tuvo cuatro hijos: el príncipe Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. El 9 de abril de 2021 su esposo falleció dos meses antes de cumplir cien años, y doce días antes de que ella misma cumpliera los 95 años de edad.
La reina Isabel II es una de las monarcas que han reinado por más tiempo en la historia. Además, desde septiembre de 2015 es la monarca británica con el mayor período de reinado tras superar una vez más a la reina Victoria. Por otra parte, el matrimonio de la monarca y Felipe es el más duradero en la historia de la familia real, la pareja estuvo junta durante más de setenta y cuatro años.
Su último acto oficial fue hace exactamente dos días, cuando recibió a la nueva Primera Ministra británica, Liz Truss, en un encuentro sin precedentes debido a que por sus problemas de salud celebró el tradicional besamanos en Balmoral y no en Buckingham Palace, donde tradicionalmente se realizaba este acto de bienvenida por su proximidad a la sede del Gobierno. La reina Isabel II se mostró muy sonriente, aunque más frágil y delgada, ayudándose de su bastón para caminar.