La reina Isabel II de Inglaterra falleció este jueves a los 96 años, poniendo fin a un reinado sin precedentes de más de 70 años, lo que supone el ascenso al trono de su primogénito, el príncipe Carlos, de 73 años de edad. A raíz de esta perdida el mundo deberá aprender a convivir sin una de las consortes más influyentes de la historia y significa un drástico cambio en el paradigma mundial.
Con la muerte de Isabel, quedan todavía sus hijos y nietos para componer la histórica y tradicional familia real. El mayor de sus vástagos es el ahora llamado Rey Carlos III, quien en un comunicado reciente lloró a su madre y aseguró que “durante este período de duelo y cambio, mi familia y yo estaremos consolados y sostenidos por el respeto y el profundo afecto por el que la Reina fue tan ampliamente celebrada”. El otrora príncipe de Galés es padre de Harry y William.
Quien le sigue a Carlos III es la princesa Ana de Inglaterra que nació el 15 de agosto de 1950 y se casó con el capitán Mark Phillips en 1973. La pareja tuvo dos hijos: Peter Phillips y Zara Phillip y más tarde, en 1992, se divorciaron y la princesa volvió a contraer nupcias ese mismo año con el vicealmirante sir Timothy Laurence.
En tercer lugar aparece quien se dice era el favorito de Isabel II, el duque de Edimburgo, Andrés de York. Nacido el 19 de febrero de 1960, se casó en 1986 con Sarah, de la que se terminó divorciando en 1996, y con la que tuvo dos niñas: Beatriz y Eugenia. Este dique ha estado en la mira por su amistad con Jeffrey Epstein y una denuncia en Nueva York por agresiones sexuales, en 2001, a una mujer que por entonces tenía 17 años.
El último de los hijos de la fallecida monarca es Eduardo de Wessex, nacido el 10 de marzo de 1964. En 1999 se casó con Sofía, condesa de Wessex, y con la que comparte dos hijos: Lady Luisa Mountbatten-Windsor y Jacobo Mountbatten-Windsor, vizconde Severn.