Tom Holland, el actor de 26 años, trabaja desde los doce años en el mundo del arte y el espectáculo, pero su carrera tomó un ritmo acelerado desde que encarnó al Hombre Araña y se convirtió en una mega estrella. Además, empezó a salir con su co-equiper del film, Zendaya. En las últimas semanas, desapareció de las redes sociales y preocupó a sus seguidores de Instagram.
Tom Holland, quien tiene 67 millones de seguidores en Instagram, explicó qué estaba pasando mediante un video de tres minutos en los que aclaró que las aplicaciones de redes sociales se volvieron perjudiciales para su salud mental. "He tomado un descanso de las redes sociales por mi salud mental, porque considero que Instagram y Twitter son sobreestimulantes, abrumadoras", dice en el video.
Luego, vía Instagram explicó que "me quedo atrapado y caigo en un espiral cuando leo cosas sobre mí en línea. Y, en últimas, es muy perjudicial para mi estado mental. Entonces, decidí alejarme y eliminar la aplicación". También usó su "muy, muy breve" aparición para destacar a la organización benéfica Stem4, enfocada en salud mental para adolescentes y con sede en el Reino Unido; y que la apoya esta iniciativa a través de su organización, The Brothers Trust.
La ansiedad por las redes sociales no solo afecta a Tom Holland, sino que es una afección que ya está identificada y que se extendió por todo el mundo en los tiempos recientes de pandemia y aislamiento contribuyeron a que infinidad de jóvenes se volcaran a las redes sociales como Instagram, Twitter o TikTok para mantener contacto con sus pares y sentirse "vistos".
Así como contribuyeron positivamente en muchos casos y a través de ellas diariamente se organizan iniciativas benéficas, para algunas personas (sería un 5%) pueden transformarse en una tortura mental. Hay algunos síntomas de la ansiedad social que pueden alertarnos sobre si estamos haciendo un uso poco saludable de las redes sociales y si éstas están afectando nuestro bienestar:
- Utilizarlas más de 8 horas por día.
- Interrumpir tareas o conversaciones permanentemente para ver las redes.
- Estar pendiente de qué sucede en ellas, dejando de lado actividades que tenemos que realizar por obligación, u otras que antes nos daban placer.
- Sentir un vacío y necesidad imperiosa de conectarnos si por alguna razón no estamos en línea.
- Por el contrario, sentir una sensación de bienestar o euforia al conectarse e ir de un lugar a otro, perdiendo la noción del tiempo, viendo que publican otras personas, leyendo comentarios, opinando, por ejemplo.
- Darle gran importancia a mirar redes sociales propias y ajenas entre las actividades del día y preferir eso a estar con otras personas.
- Chequear permanentemente nuestras cuentas, revisando las repercusiones de nuestros posts o estados.
- Dar gran importancia a los comentarios positivos o adversos, al punto de que cambien nuestro estado de ánimo.
La ansiedad social, aquella que dificulta el contacto con las personas, se relaciona íntimamente con este uso excesivo de las redes, porque da una impresión de contacto " sin riesgos". Sin embargo, la exposición puede traer aparejada la aparición de otros problemas, como sentirse menospreciado, o incluso sufrir cyberbulling.