Hoy se cumplen 152 años del fallecimiento de Charles Dickens, el gran escritor inglés creador de personajes inolvidables. Nacido un 7 de febrero de 1812 en un pueblo de Portsmouth Inglaterra, Charles John Huffam Dickens no recibió educación formal hasta cumplidos sus 9 años, a pesar de ello, logró forjar una obra magnífica por la cual es considerado el máximo exponente de la novela de época victoriana.
Ya a los 10 años se trasladó con su familia a Londres y un año más tarde empezó a trabajar en una fábrica de betún para calzados, al tiempo que aprovechaba para leer libros mientras estaba libre de sus tareas. Esto contribuiría a su formación autodidacta, ya que cinco años después Charles vería sus frutos al comenzar con sus primeros manuscritos bajo el seudónimo de Boz.
Durante esa época de su vida, Charles Dickens trabajó también como pasante de un estudio de abogados, pero fue en Morning Chronicle donde por su trabajo se publicaron Los papeles póstumos del club Picwick. En 1836 contrajo matrimonio con Catherine Hogarth, con quien tuvo 10 hijos. Pero en 1838 llegaría Oliver Twist, una obra autobiográfica que dio comienzo a su estilo de crítica social. Luego llegaron Nicholas Nickleby y La tienda de antigüedades en 1841. En 1843 editó Canción de Navidad, con la que logró gran repercusión en los Estados Unidos.
Ya con un gran prestigio sobre sus hombros, el escritor continuó relacionado al mundo de las letras con conferencias, diarios, representaciones teatrales, mientras continuaba escribiendo. De esa etapa llegaron nuevas obras reconocidas en todo el planeta, como Historia de dos ciudades, Grandes esperanzas, David Copperfield, y Casa desolada.
En 1858 luego de su divorcio, el escritor emprendió una gira el mismo año por Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos, siendo aclamado por el público y la crítica. Con su estilo cargado de una crítica social fuerte y una atmosfera satírica, Dickens hizo de sus huérfanos los personajes principales de algunas de sus novelas, para retratar la sociedad de la época. Pero también dejó frases que lo inmortalizan a pesar de la época en que se lean. Algunas de ellas son:
- “Nada es tan fuerte y seguro en una emergencia de la vida como la simple verdad.”
- “Un día gastado en otros no es gastado en uno mismo.”
- “El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.”
- “No hay nada en el mundo que sea tan irresistiblemente contagioso como la risa y el buen humor.”
- “Forjamos las cadenas que llevamos durante nuestra vida.”
- “Jamás debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, son la lluvia que barre el polvo cegador que cubre nuestros corazones.”
- “Aquel que solo escucha es el peor de todos los que escuchan.”