En 1.993 Steve Kerr aterrizó en los Bulls mientras su carrera estaba a punto de descarrilar. El basquetbolista tenía 28 años y muy poca continuidad en Cleveland y Orlando, los dos equipos de la NBA que habían contado con él. A pesar de ello, Phil Jackson y Jerry Krause confiaron en su talento. En sus primeros dos años fue suplente de John Paxson y Ron Harper y empezó a ganarse un lugar en el equipo de Chicago, mas todo casi se va por la borda cuando Michael Jordan volvió al equipo.
A pesar de que Chicago Bulls iban rumbo a tener una de las mejores temporadas de la historia (72-10), el G.O.A.T se la agarró con Kerr luego de una serie de faltas rigurosas pitadas por Phil Jackson para desquiciar un poco a Jordan, Michael directamente cogió a Kerr y lo tiró al suelo. Ante eso, el actual entrenador de Golden State Warriors se levantó y le pegó un puñetazo en el pecho Jordan, quien le sacudió en la cara como respuesta. Esa práctica se suspendió porque Kerr iba a seguir la pelea a pesar de que los siete centimetros de diferencia con Jordan le negaban opciones de ganarla.
Kerr nunca se planteó si lo que quiere hacer se puede hacer o no, solo busca maneras para conseguirlo. Algo así sucedió con su primer anillo, que consiguió con casi 31 años. Acostumbrado al rechazo, a las lesiones, al dolor de la trágica muerte de su padre en Líbano, Kerr no estaba dispuesto a que nadie le sacara de este sueño y en 1.997, un doble suyo decidió el sexto partido contra los Jazz y le dio su segundo anillo. El tercero llegaría un año más tarde, el día de la canasta más famosa de la historia.
Tras ello, Kerr partió rumbo a los Spurs de Gregg Popovich donde consiguió dos títulos más hasta el 2.003, año en el que se retiró. Por supuesto que esos cinco anillos como jugador lo colocaron en el Olimpo de la NBA, pero luego como entrenador su leyenda se agigantó. En sus dos primeros años como entrenador de Golden State Warriors ganó 140 partidos de 164 posibles, mejoró la marca de victorias en una temporada regular (73-9) y llegó a dos finales, ganando una y perdió la otra.
Steve Kerr consagró el "small ball" con Kevin Durant, llegó a tres finales y obtuvo dos títulos. A pesar de ello, no todo fue color de rosas en el camino porque Durant se fue, Thompson se destrozó la rodilla y Curry se fracturó la muñeca. Eso obligó al entrenador a reconstruir el equipo poco a poco. Convirtió a Wiggins en un jugador de equipo, amoldó el juego a Kevin Looney, Otto Porter Jr, Gary Payton II, entre otros jugadores desahuciados en otras franquicias.
De esa forma, cuando Steph y Klay volvieron, aportaron su granito de arena. El equipo tuvo una temporada de lujo una vez más y volvió a conseguir el título de la NBA el pasado día jueves tras vencer 4-2 a Boston Celtics en las Finales de la NBA. Ajustando las rotaciones y negándose a rendirse, Steve Kerr volvió a coronarse campeón de la mejor liga de baloncesto del mundo.