Cada 10 de junio se conmemora el Día Mundial del Modernismo, una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX que tiene entre sus máximos exponentes al arquitecto catalán Antoni Gaudí.
Antoni Gaudí nació el 25 de junio de 1852 en El Bajo Campo. Su legado puede verse al recorrer las calles de Barcelona, en España, donde se ha conservado su patrimonio. Ha sido considerado una excepcional contribución de innovación y creatividad tanto a la arquitectura como a la tecnología de la construcción. Sin dudas fue uno de los pioneros de las vanguardias artísticas del siglo XX.
Entre las tres grandes obras de Gaudí en el Día Mundial del Modernismo podemos destacar su obra arquitectónica en el Templo Expiatorio La Sagrada Familia, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, en 2005. No la terminó pero su diseño posee tres fachadas propias de su creatividad: una por cada faceta de la vida de Jesús de Nazareth: el nacimiento, la pasión y la gloria. El temblo tiene columnas con forma arborescente que hacia las alturas están bifurcadas en ramas.
Y si de obras icónicas de Antoni Gaudí hablamos, ése es el Parque Güell, un enorme jardín en pleno Barcelona que posee peculiares elementos arquitectónicos. Lo primero que se pensó fue construir un conjunto residencial de lujo pero con el correr del tiempo se abandonó esa idea y se construyó este parque, único en el mundo que cuenta con columnas con aspecto de árboles, figuras de animales, formas onduladas y formas geométricas, todo - o la mayor parte- decorado con mosaicos realizados con trocitos de cerámica de colores.
Y la Casa Milà, más conocida como La Pedrera, con su fachada ondulada y su techo escultórico surrealista, se ha transformado en otra marca registrada de este famoso arquitecto. Gaudí se inspiró para su diseño en el estilo Art Nouveau de España. Es un edificio que cuenta con dos bloques de viviendas, con accesos independientes que están interconectados con dos grandes patios interiores.