Quién no ha visto alguna vez El mago de Oz. Y quién no ha sucumbido ante la melodía de Over the Rainbow, la canción más versionada de la historia. Quien por primera vez la cantó, a sus 17 años, fue la actriz Judy Garland, la que, aunque no fue su compositora, vio su vida marcada por ese tema.
Judy Garland, Dorothy en el Mago de Oz, se preguntaba: "Si los pájaros azules pueden volar más allá del arcoíris, ¿por qué yo no puedo?". La actriz, en cambio, siendo ella misma, se preguntaba: "Si soy una leyenda, ¿por qué estoy tan sola?". Y es que en aquella época, en los años 30, las divas de Hollywood clásico fueron ridiculizadas como criaturas extravagantes que tenían fama de arrogantes y déspotas. El sistema hollywoodense era cruel por ese entonces.
Lo que no sabía ni Judy Garland ni otras estrellas era que, pasados los 30, Hollywood las abandonaría y su vida pasaría a andar de tragedia en tragedia. La actriz fue moldeada como la compañera asexuada de Mickey Rooney y en su contrato se le prohibía ir a fiestas o acudir a citas. Vivió a dieta desde los 13. Una dieta estricta y enloquecedora a base de sopa, lechuga y 80 cigarrillos diarios para reprimir el apetito. Eso sin contar las anfetaminas y los barbitúricos. Delante de ella, un ejecutivo la definió a los 14 como "una pequeña cerda con coletas". A los 15, ya le decían que parecía un monstruo bailando.
Por eso cuando interpretó a Dorothy y cantó Over the Rainbow, ni ella se creyó la conexión que generó con el público entero. Hollywood se encargó de eso. La necesitaban insegura de sí misma y así la convirtieron en lo que en ese momento necesitaban: una actriz infeliz que solo buscaba aceptación.
A los 19, Judy Garland se casó con David Rose, a los 20 abortó y a los 21 se divorció. Dos años después volvería a casarse. Esta vez con Vicente Minelli, su director en Cita en Saint Louis, con quien tuvo a Liza. Ya a los 25 años, la actriz sufrió una crisis nerviosa y fue internada en un psiquiátrico, donde intentó suicidarse. Era adicta a los somníferos, al alcohol y a la morfina. La sometían a tratamientos de electroshock para superar la depresión. Y tuvo un segundo intento de suicidio. "Quería apagar las luces en mi pasado y también en mi futuro", decía años después, aún antes de cumplir los 30, arruinada y sin trabajo.
Pero Judy Garland pudo volver, se reinventó y regresó al cine con Ha nacido una estrella. Todos pensaban que se llevaría el Oscar pero La Academia no tenía la misma idea. Se lo dieron a una más dócil y joven Grace Kelly. Después de aquella película, solo filmaría tres más. Y en 1959, con 35 años, enfermó de hepatitis y los médicos le dieron cinco años más de vida. Pero vivió un poco más. Hasta que el 27 de junio de 1969 falleció por una sobredosis accidental de barbitúricos, digna de la tragedia que fue su vida.