La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, es una de las agencias encargadas de investigar los grandes misterios que se esconden en el espacio profundo. Una de las incógnitas que desvelan a los astrónomos es conocer y localizar algún planeta que se convierta en una opción habitable a la Tierra.
Si bien el objetivo no es simple, gracias al desarrollo de los avanzados telescopios terrestres y espaciales, se han descubierto una gran cantidad de exoplanetas. Un planeta extrasolar o exoplaneta es un cuerpo que orbita alrededor de una estrella diferente al Sol y que, por lo tanto, no pertenece al sistema solar. Los planetas extrasolares se convirtieron en objeto de investigación científica en el siglo XX y la primera detección confirmada se hizo en el año 1992, con el descubrimiento de varios planetas de masa terrestre orbitando el púlsar Lich.
Uno de los más exoplanetas más similares a nuestro mundo hasta ahora es Kepler 1649c, descubierto justamente por el Telescopio Espacial Kepler de la NASA, en abril de 2020. Según los datos que se recogen del aparato, se pudo comprobar que hay elementos que identifican a este como el mayor candidato a exoplaneta habitable fuera de nuestro sistema solar.
La primera característica similar a la Tierra es que se trata de un mundo rocoso. Su radio es apenas 1.06 veces más grande que el de nuestro planeta y la distancia que mantiene de la estrella a la que orbita, lo posiciona como ideal ya que se encontraron indicios de que en él es posible desarrollar vida, ya que se encuentra en la llamada “zona habitable” de los sistemas estelares.
Este exoplaneta está a unos 300 años luz de distancia, es decir que si viajáramos a la velocidad de la luz, tendríamos un viaje de 300 años para llegar desde nuestra Tierra hacia Kepler-1649. Aún resta mucho por investigar, pero los científicos encontraron estas características más que favorables para seguir indagando más acerca de este exoplaneta.