Se han cumplido 2 años de la llegada del Covid-19 a México. El país cambió drásticamente de un día para otro, nuestras rutinas y la forma de relacionarnos se modificó para siempre. Hemos lamentado el fallecimiento de más de 300 mil personas, y más de 5 millones de habitantes contrajeron el virus.
El primer caso registrado en México se dio el 27 de febrero de 2020, la pandemia fue declarada el 20 de marzo y ya para el 1 de abril del mismo año se había anunciado una fase de emergencia en el país por la crisis sanitaria. De pronto se volvió normal ver a gente con cubrebocas. Las escuelas, establecimientos y centros de trabajo se cerraron para evitar contagios, los hospitales comenzaron a saturarse y el oxígeno a escasear.
Pero, la llegada de las variantes de Covid-19, conocidas como Delta y Omicrón, complicó la situación en el país. El avance de la campaña de vacunación y la reactivación económica de algunos sectores no ha bastado para remediar las consecuencias negativas de la pandemia. La frustración, el encierro y la depresión se apoderaron de varias personas, quienes hasta el día de hoy no logran recuperarse.
El alto número de muertes en México llevó a la Universidad Johns Hopkins a catalogarlo en 2021 como el segundo país con mayor letalidad del mundo. Las cifras de la universidad estadounidense obtenidas en enero de 2021 indicaron que 8.5 personas fallecieron por cada 100 que se contagiaron del virus, superando los índices de mortalidad de países como Reino Unido, Brasil, Estados Unidos e India.
La pandemia aún no ha terminado en México y aunque el panorama a futuro es muy incierto, se espera que con el pasar de los días las cosas vayan mejorando. Es muy probable que nos cueste retomar la “normalidad” previa a la pandemia, y es por eso que debemos aprender a convivir en una nueva cotidianidad, pero sin olvidar lo aprendido durante estos años de encierro.