Lavarse las manos frecuente y correctamente funciona como primera línea de defensa para evitar la propagación de muchas enfermedades. Esta práctica de higiene previene desde un resfrío común hasta otras más graves como la meningitis, bronquiolitis y la hepatitis A.
El 15 de octubre fue designado en 2008 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglás en inglés) como el Día Mundial del Lavado de Manos. La idea fue aumentar la conciencia sobre la importancia del lavado de manos con agua y jabón, destacando que los niños están entre los más vulnerables a contraer enfermedades causadas por falta de higiene.
Siempre es aconsejable lavar las manos después de realizar actividades cotidianas como tocar alimentos crudos, animales, toser, estornudar o ir al baño. La higiene se debe mantener incluso después de interactuar con objetos a través del tacto, como billetes o infraestructura de la calle.
"Nuestras manos llevan bacterias, gérmenes y esto hace que podamos transmitir enfermedades que en ocasiones pueden ser graves e incluso mortales, especialmente en el ámbito de la salud. Incluso uno de los lemas de la OMS es que higienizarse las manos salva vidas", explicó el doctor Flavio Rotryng, responsable del Servicio de Infectología del Sanatorio Finochietto.
El lavado de manos social es uno de los tipos de higiene que se debe practicar. Es el que se realiza con agua y jabón cuando se toca la superficie contaminada. También existe el "antiséptico", cuando se trabaja con pacientes en hospitales; y el quirúrgico, antes de entrar en el quirófano.