La Organización Mundial de la Salud (OMS) compartió de forma pública su nueva edición de lo que considera Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). En la misma, incluyó la adicción a los videojuegos como un "trastorno mental debido a comportamientos adictivos". Esta clasificación entró en vigor el pasado 11 de febrero.
Según la OMS, este trastorno tiene como principal característica que hay un patrón recurrente que se manifiesta a través de determinados comportamientos. Priorizar el juego ante otras actividades diarias, perder el control del tiempo de juego, continuar jugando pese a un contexto negativo en el ámbito personal, social o familiar son algunos de ellos. Los videojuegos fueron estigmatizados desde sus orígenes, pero está es una definición concreta.
Producto de la pandemia, los gamers aumentó en gran medida. Según la Unidad de Inteligencia Competitiva, en México dicha comunidad gamer llegó a tener 72,3 millones de personas producto del confinamiento que provocó el COVID-19. Esto fue de gran interés para el gobierno mexicano que comenzó una campaña en contra de los videojuegos por los comportamientos agresivos y las adicciones que generan.
Según la Clínica Mayo, las adicciones son "la incapacidad de una persona para controlar el uso de una sustancia o comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas". La OMS reveló que una persona puede ser considerada adicta si deja de prestar atención a otros aspectos de su vida personal. Según la Organización, estos efectos deberían estar presentes como mínimo un año para ser considerado adicción.
Lo cierto es que una persona que pasa varias horas jugando videojuegos delante de una pantalla no desarrolla una adicción. Según la Clínica Mayo, esta se hace presente cuando el cerebro libera dopamina a una experiencia placentera. La hiperexitación que experimenta una persona al jugar hace que el cerebro asocie esta actividad con la dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor, el encargado de ayudar a mantener el interés y la atención, lo que desarrolla un fuerte impulso por buscar el placer una y otra vez. Según un estudio que realizó la revista de psiquiatría The American Journal of Psychiatry, dos de tres jugadores no tuvieron ningún síntoma de adicciones. Además, mostraron que entre un 0.3 al 1.0% de la población se podría diagnosticar con un posible diagnóstico de trastorno de videojuegos en Internet.