Las almohadas necesitan un mantenimiento especial para conservarse en condiciones y aptas para su uso habitual. Existen diferentes trucos para blanquear y desinfectarlas. Estos objetos que nos ayudan para obtener un sueño confortable pueden absorber restos de sudor y partículas de suciedad que crean un ambiente perfecto para los ácaros y bacterias.
Pese a que solemos ponerles una funda protectora, es inevitable que, en algún momento, las almohadas comiencen a adquirir manchas oscuras y olores desagradables, que nos hacen pensar en tirarlas a la basura. En primer lugar debes retirar las fundas y sumergirlas en una cubeta que contenga vinagre.
Es esencial proceder a lavarlas de manera individual, con agua caliente si es posible, evitando la combinación con otras prendas y optando por realizar este proceso de a dos, con el propósito de evitar que se deformen, por lo que además debes colgarlas de manera correcta y no apachurrarlas para que no pierdan su forma.
Una vez completado este procedimiento, se debe permitir que las prendas sequen al sol directamente. Esta práctica contribuirá a evitar la retención de humedad en el relleno, prevenir malos olores y disminuir la posibilidad de proliferación de microorganismos o bacterias.
Otro método eficaz es mezclar dos tazas de vinagre blanco, y bicarbonato de sodio, agregando un poco de jabón para trastes, todo esto en agua tibia o caliente, suficiente para que se cubra la almohada y deja remojando ahí por unas dos horas. Una vez que haya terminado su proceso de remojo, lava como habitualmente lo haces, como mejor te convenga y como más te guste.