A medida que superamos los 35 años, la elasticidad de la piel comienza a reducirse, y las arrugas pueden aparecer. En este momento crucial, incorporar colágeno a nuestra dieta diaria se vuelve esencial para mantener la lozanía de la piel.
Se trata de una proteína clave, desempeña un papel vital en la salud cutánea, formando una barrera contra toxinas y agentes externos. Además de fortalecer los músculos y mejorar la apariencia de la piel, el colágeno contribuye a la cicatrización, regula el sistema digestivo, promueve una higiene dental óptima y más.
La falta de colágeno puede llevar a la pérdida de firmeza y a un aumento de la flacidez. Por suerte, algunos alimentos pueden ayudar a recuperar este componente esencial: Carnes magras, pescado (en especial azul), tomar caldo “de huesos”, huevos, lácteos, legumbres, frutos secos, cereales., semillas, cítricos, aguacate, zanahoria y verduras de hoja verde.
Además, es crucial proteger la piel de los efectos nocivos del sol. La exposición prolongada a los rayos UV puede causar quemaduras, manchas y envejecimiento prematuro. El uso de cremas con amplio espectro de fotoprotección es fundamental para evitar estos problemas.
Cuando la piel se expone a la radiación ultravioleta, produce melanina como un mecanismo de defensa, resultando en el bronceado. La intensidad de la radiación UV varía según factores como la época del año, la ubicación geográfica y la altitud.