Las fantasías sexuales representan una manifestación de deseos que nos gustaría explorar en nuestra intimidad. Recreamos escenarios con personas que nos atraen físicamente, lo que puede generar sensaciones de placer e incluso excitación.
Al compartir esto con nuestras parejas, buscamos avivar la chispa erótica en nuestra relación y dar paso a su realización. La práctica de estas fantasías ayuda a romper la rutina monótona. Además, fortalece la comunicación entre ambos y nos permite explorar sensaciones nuevas y emocionantes.
Es clave, ante esto, que entre ambos decidan que pretenden cumplir para saber si está al alcance de ambos. Según algunos estudios existen tres que son fáciles de realizar y que son las preferidas de muchas parejas.
Fantasía prohibida: Este acto involucra tener intimidad en un lugar que no es precisamente el lugar exótico, como en el baño de un avión. Al llevar a cabo este acto sexual en un lugar prohibido puede aumentar el erotismo, pues la idea de que alguien los descubra puede causar cierta excitación.
La fantasía dominante: Una de las fantasías que más se repite entre el sexo femenino es la de la dominación. Sin embargo, algunas mujeres no se atreven a llevarla a cabo por el hecho de tomar un papel de sumisión. Dependerá de ti y de tu creatividad para llevar a cabo la dinámica.
Cambio de roles: Los disfraces y caracterizaciones pueden ser grandes aliados cuando se trata de dejar de ser la persona que son para convertirse en enfermeros, doctoras, policías, maestras o cualquier otra persona con la que hayas soñado. Para llevar a cabo esta práctica puedes hacer uso de máscaras, pelucas y vestuario. La idea es que te metas en el papel que estás jugando.