A menudo se afirma que el estado de las manos de una persona habla mucho de su salud. Y es cierto, pues ciertas características en esas partes del cuerpo pueden ser síntomas de problemas en las mismas extremidades o dar pistas acerca de cuestiones más importantes, que puedan afectar también al resto del organismo.
Algunas personas advierten que la piel de las manos se les arruga de manera anormal, o sufren hinchazón, temblores o dolores. Para eso, existe una efectiva fórmula: la miel con el clavo de olor. El primer ingrediente contiene nutrientes que suavizan e hidratan a piel. El segundo protagonista de este sencillo tratamiento estimula la circulación y es un potente antioxidante.
Ante esto, te contaremos como preparar una crema casera en pocos pasos. Lo primero que deberás hacer es mezclar una cucharada de miel organiza, con unas gotas de aceite de clavo de olor. Cuando obtengas una consistencia uniforme, pasa a la segunda parte del tratamiento, pero antes limpia tus manos con un limpiador suave y sécalas.
Con movimientos suaves y circulares, masajear bien tus manos durante unos minutos. Después deja que la crema actúe en las manos durante 20 minutos. Una vez que pase ese tiempo, limpia las manos con agua tibia y secar suavemente con una toalla limpia. Para finalizar, aplicar una crema de manos para sellar la hidratación.
Diferentes estudios demuestran que el encargado de provocar estas rugosidades es el sistema nervioso central. Se trata de una reacción autonómica del cerebro que nos permite agarrarnos mejor a superficies húmedas. No hay peligro grave por el exceso de arrugas en manos, pero es importante saber que la humedad aumentará las posibilidades de contraer virus, hongos o bacterias al salir del agua. Por eso, en zonas mojadas como piscinas, duchas comunes, vestuarios y gimnasios es recomendable usar calzado.