El árbol de jade, también conocido como Crassula ovata, es una suculenta originaria de Mozambique y Sudáfrica que es muy conocida en la cultura popular de ambos países. Con su crecimiento arbustivo, desarrolla un tronco central grueso y hojas verdes como el jade. Su versatilidad le permite adaptarse tanto al interior como al exterior, tolerando distintas temperaturas, como el calor, la sequía y el viento.
El árbol de jade es también conocido como el árbol del dinero debido a su asociación con la prosperidad. En jardinería, se usa en grandes macetas en climas templados, pero recientemente ha ganado popularidad como bonsái de interior debido a la facilidad de control de su crecimiento.
Este arbusto, de cuidados no demasiado complicados, puede propagarse fácilmente por esquejes de tallo u hoja. Los tallos y hojas que caen al suelo pueden echar raíces y formar nuevas plantas. Además, se puede acelerar el proceso de enraizamiento utilizando enraizantes naturales.
Para propagar y hacer crecer esta suculenta, existe una técnica sencilla y un ingrediente especial. En primer lugar, se deben cortar con una pinza una de las ramas en la parte superior de la planta, luego hay que quitarles algunas hojas a los esquejes de las ramas superiores del árbol, estas deberás enterrarlas en pequeñas macetas con un sustrato especial hecho a base de turba de coco y tierra de tu jardín. Para estimular la floración, humedece el sustrato, pero sin inundar de más la planta, recuerda que las suculentas no necesitan demasiada agua.
El árbol de jade es una hermosa suculenta que no solo belleza aporta a los espacios, ya sea en grandes macetas en los exteriores del hogar o como bonsái de interior, sino también por atraer prosperidad y armonía. Con tan solo unos pocos pasos, es posible hacer crecer varios plantines de esta planta para compartir su encanto con familiares y amigos.