Los huevos están entre los principales alimentos del óvalo nutricional de casi todos los países del mundo. La versátilidad (que permite disfrutarlos en cualquier comida) y riqueza proteica son dos de los innumerables factores que transforman a esta pieza en una de las más consumidas en la actualidad.
Más allá de estos beneficios, hay algunas cosas que hay que tener en cuenta antes de consumir un huevo. A veces, están en mal estado y no es recomendable probarlos. Antes de disfrutar de este alimento, lo ideal es que te asegures si no te va a generar problemas de salud.
En algunos casos, puedes padecer salmonella o intoxicaciones por otras bacterias. Por lo general, los huevos en mal estado o dañados albergan gérmenes que son súper perjudiciales y que, en los peores casos, causan enfermedades graves. Por eso recomendamos hacer dos inspecciones: una visual y otra denominada "del agua"
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Inspección visual de los huevos
Para conocer la calidad de los huevos, te recomendamos que revises que la cáscara esté lisa, libre de grietas, manchas o roturas. Los frescos tienen una cáscara brillante y limpia, un producto un mal estado suele tenerla rugosa u opaca. Por otra parte, si tiene un olor desagradable lo mejor es no consumirlo.
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Prueba con agua
La prueba de flotación es una técnica sencilla que permite verificar la frescura de los huevos. Este método solo requiere un recipiente con agua a temperatura ambiente y un huevo colocado suavemente. Si se hunde por completo y yace en el fondo significa que es fresco y seguro para comer. Empero, si flota o se mantiene en posición vertical, está en mal estado.