Los celulares que salieron a la luz en el último lustro son resistentes al agua y al polvo, un par de características esenciales para muchos teléfonos. Esa capacidad no solo es importante porque aumenta su vida útil, sino que también tranquiliza a los usuarios de los dispositivos.
Uno de los grandes problemas de esta innovación tecnológica es que no todos saben si el equipo es resistente al agua y al polvo o no. Obviamente, ninguna persona quiere hacer la prueba porque en caso de que la respuesta sea negativa, el celular no serviría más.
Por suerte, hay un mecanismo muy interesante que ayuda a determinar esto. Se trata de la certificación IP, un estándar internacional que determina el nivel de protección que tiene un celular contra elementos externos. Esto es súper útil y no importa si tu celular es iPhone o si tiene sistema operativo Android.
La certificación IP, que significa "Protección contra Ingreso" ("Ingress Protection", según su nombre original), indica qué tan bien protegido está un celular contra factores ambientales. A pesar de que puede ser confuso, el entendimiento es importante para conocer qué tan resistente el teléfono. Cada número de la serie tiene un propósito específico como proporcionar información detallada sobre la protección contra objetos sólidos y líquidos que ofrece un dispositivo en particular.
El primer número de la certificación IP hace referencia a la resistencia contra objetos sólidos y polvo; mientras mayor sea el número, mejor será la defensa del dispositivo. Por ejemplo, una certificación IP68 implica una protección completa contra partículas de polvo.
O sea, eso significa que el celular va a poder resistir condiciones ambientales adversas como una lluvia intensa o una salpicadura accidental. Por otra parte, el segundo número de la certificación está vinculado con la resistencia al agua y los líquidos. Una certificación IP68, por ejemplo, permite la inmersión en agua de hasta un metro durante 30 minutos