Los huevos son un alimento indispensable en el óvalo alimenticio de las sociedades occidentales de la actualidad. Por desgracia, las personas suelen cometer un error que es cada vez más común y que, sin que se den cuenta, podría poner en riesgo su salud y la de sus seres queridos.
Estamos hablando del sitio donde se guardan los huevos. Si este producto se contamina puede haber problemas importantes para la salud. Si los huevos frescos, aunque no estén rotos y sí limpios, tienen bacterias, pueden causar intoxicación. Un claro ejemplo es el de la bacteria de la salmonella que pueden causar intoxicación, diarrea, fiebre, calambres abdominales y vómito.
Desgraciadamente, si una persona contrae el virus de la salmonella, puede provocar que una persona termine hospitalizada y en gravedad. Por lo tanto, lo ideal es prevenir antes que curar con los hábitos adecuados en los alimentos y productos que consumimos.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, hay una manera segura y correcta de guardar los huevos. Esto es indispensable porque disminute la posibilidad de que contengan el virus de la salmonella.
La institución recomienda almacenarlos lo más rápido posible en un refrigerador limpio a una temperatura de 4 grados o menos. Lo ideal es guardarlos en su caja original y “usarlos dentro de 3 semanas para la mejor calidad”. Los huevos duros se pueden usar hasta una semana después de haber sido cocidos.