La alimentación consciente se ha convertido en una tendencia creciente en los últimos años. Al alimentarnos de manera consciente, no solo estamos protegiendo la salud de nuestro organismo, sino que también estamos disfrutando de una dieta más saludable y placentera. Para lograr una alimentación consciente, es fundamental poner en práctica ciertos hábitos que nos ayudarán a prestar atención plena a nuestro cuerpo y a las señales que nos emite.
Uno de los hábitos que más impacto tiene en nuestra alimentación es sentarnos siempre para comer. Cuando comemos sentados, nuestra atención se centra en la comida y en las señales que nuestro cuerpo nos envía, lo que nos permite disfrutar de una experiencia más consciente y satisfactoria. Además, comer sentados también favorece la sensación de saciedad y reduce el riesgo de comer en exceso.
Otro hábito fundamental es pensar antes de comer. Es importante detenernos unos segundos antes de buscar alimentos y analizar si realmente tenemos hambre o si se trata de un antojo o de apetito. Diferenciar entre hambre fisiológico y psicológico nos ayudará a elegir los alimentos que nuestro cuerpo necesita y a satisfacerlo sin descuidar nuestra salud.
Masticar bien y comer despacio es otro hábito que nos ayudará a disfrutar de una alimentación más consciente. Al comer despacio y saborear bien cada bocado, podemos tomar conciencia de lo que estamos comiendo y de las cantidades que ingerimos. Además, masticar bien también favorece la digestión y la sensación de saciedad.
Llevar un diario o registro de alimentos es una herramienta muy útil para favorecer la toma de conciencia acerca de lo que comemos y las cantidades que ingerimos. Podemos llevar un registro de alimentos en papel o utilizar aplicaciones móviles para registrar todo aquello que comemos y sus cantidades con horarios y emociones que experimentamos al momento de comer. Por último, es fundamental evitar distracciones al comer. Evitar el ordenador, el móvil o la televisión durante la ingesta de alimentos nos permitirá concentrarnos en lo que nuestro cuerpo experimenta y en lo que estamos ingresando al organismo. Al evitar distracciones, podemos disfrutar de una experiencia alimentaria más consciente y saludable.