La detección temprana del Alzheimer es fundamental para su tratamiento. Sin embargo, no siempre es fácil de detectar, y los síntomas pueden confundirse con otras patologías. En este sentido, los investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles, EE. UU., han encontrado una posible solución: los cambios en la retina. Según los expertos, los cambios que se producen en la retina corresponden a las primeras etapas del Alzheimer, lo que permite una intervención temprana y una mayor eficacia terapéutica.
El estudio publicado en la revista Acta Neuropathologica, es el análisis más extenso hasta la fecha de los cambios en la retina y cómo estos se corresponden con cambios cerebrales y cognitivos en pacientes con enfermedad de Alzheimer. Los expertos creen que la comprensión de estos cambios es clave para el desarrollo de tratamientos más efectivos que podrían prevenir la progresión de la enfermedad.
La retina es la capa de tejido en la parte posterior del ojo donde se origina la información visual. Los procesos patológicos del Alzheimer no solo se limitan al cerebro sino que también se manifiestan en la retina neurosensorial. La detección de la enfermedad durante las primeras etapas, cuando el daño neuronal es limitado, debería permitir una intervención temprana y una mayor eficacia terapéutica.
Los investigadores observaron muestras de tejido cerebral y de retina recolectadas durante 14 años de 86 donantes humanos. Compararon muestras de donantes con función cognitiva normal con aquellos con deterioro cognitivo leve en las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer y con aquellos con demencia por enfermedad de Alzheimer en etapa posterior. Tras explorar las características físicas de las retinas de estos pacientes, encontraron cinco aspectos en las retinas de pacientes con deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer.
Estos aspectos incluyen una sobreabundancia de una proteína llamada amiloide beta 42, que en los cerebros de los pacientes con enfermedad de Alzheimer se agrupa para formar placas que interrumpen la función cerebral. Además, se observó la acumulación de proteína beta amiloide en las células ganglionares, las cuales conectan la información visual desde la retina hasta el nervio óptico. También se encontró un mayor número de astrocitos y células inmunitarias, llamadas microglía, que rodean estrechamente las placas de beta amiloide.