La Cuaresma no solo viene con el placer de disfrutar de una serie de platos deliciosos, sino que también hay algunas bebidas muy importantes para vever en esta época del año. En medio de la primavera, se destaca un refresco que tiene siglos de antiguedad, el "agua de obispo".
Debido a que Semana Santa está a la vuelta de la esquina (del 2 al 9 de abril), es importante tener en cuenta esta tradición para poder disfrutarla más aún en los hogares y en las reuniones familiares. Esta bebida, también conocida como “agua de Cuaresma”, “sangre de Cristo” o “lágrimas de la virgen” se consume principalmente en Zacatecas, Jalisco y Michoacán.
El "agua de obispo" contiene sabores del campo mexicano en su preparación, pero las frutas y verduras más destacadas son betabel, manzana, plátanos, cacahuate y naranja. La realidad es que no hay versión precisa que indique cuál es el origen de esta bebida. No obstante, en Zacatecas aseguran que empezó a prepararse en el siglo XVI como parte de los rezos a la virgen María Dolorosa. Según esa historia, el agua hace referencia al padecimiento que padeció por su hijo y se ofrecía a quienes iban a rezar.
En otros lugares de México, se cree que fue creada por monjes de los seminarios del occidente del país. Según esta versión, ellos cultivaban los frutos y por eso recibió su nombre, “agua de obispo”. La clave para prepararla es con una receta histórica que bien podría ser considerada de una abuela.
Lo primero que debes hacer para preparar esta bebida de Cuaresma es juntar los siguientes ingredientes: 3 piezas de betabel o remolacha hervidos y cortados, 150 ml de jugo de naranja, 200 g de lechuga orejona cortada en julianas, 10 fresas cortadas, 1 plátano rebanado en piezas, 10 gajos de naranja, 1 manzana golden, 50 g de cacahuates partidos por la mitad y sin cáscara, hielo y azúcar al gusto.
Luego, deberás licuar o precesar el betabel hasta hacerlo líquido. En ese momento, tendrás que añadir el jugo de naranja y dejarlo refrigerar algunas de horas. El paso siguiente es colocar el jugo en una jarra, añadir el resto de la fruta y mezclar. El último detalle es endulzar con azúcar y poner hielo al gusto de quien es servido para disfrutar de la Semana Santa.