El queso es uno de los alimentos más antiguos y populares del mundo, utilizado en todo tipo de platillos y disfrutado por personas de todas las edades. No obstante, es importante tener en cuenta los efectos negativos que puede tener el consumo excesivo de queso en la salud del cuerpo.
Uno de los principales efectos negativos del queso en el cuerpo es su impacto en la digestión. Si bien el queso contiene probióticos que son beneficiosos para el intestino, para aquellos que sufren de intolerancia a la lactosa o síndrome del intestino irritable, el queso puede ser un factor de riesgo de enfermedades digestivas. Personas con intolerancia a la lactosa experimentan diarrea, gases e hinchazón después de consumir productos lácteos.
Otro efecto negativo del queso es su alto contenido calórico y de grasas. Gran parte de los quesos existentes en el mercado tienen un alto contenido de calorías y grasas, lo que puede conducir a un aumento de peso y a la obesidad. Es importante tener en cuenta que algunos quesos son más propensos a causar un aumento de peso, como el queso manchego, de cabra, parmesano, gruyère y cheddar.
Además, el queso puede provocar retención de líquidos en el cuerpo debido a su alto índice de sodio, lo que puede elevar la presión arterial y provocar hinchazón en quienes son más sensibles. Por otro lado, el alto contenido de grasas saturadas en el queso puede aumentar los niveles de colesterol en la sangre, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas.
No obstante, los expertos señalan que el consumo de queso en cantidades moderadas y con una frecuencia adecuada no tiene por qué ser perjudicial para la salud. El queso es un alimento valioso y característico de la dieta mediterránea, y se puede disfrutar sin problemas si se tiene en cuenta la cantidad y frecuencia con la que se consume.