Steve Jobs hubiera cumplido 68 años el pasado 24 de febrero. El empresario fue una pieza clave del desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, pero además fue diseñador industrial, magnate empresarial, propietario de medios e inversor. Sin embargo, cada vez que pudo se definió como una persona feliz.
El cofundador y presidente ejecutivo de Apple y máximo accionista individual de The Walt Disney Company falleció producto de un cáncer de páncreas en el 2011 cuando era súper joven, a los 56 años. Según él, para poder ser feliz había que hacerse solamente tres preguntas.
Según Jobs, quien fue diagnosticado de cáncer en el 2005 y combatió 6 años contra la enfermedad, la felicidad se puede alcanzar, pero antes hay que hacerse una serie de cuestionamientos internos previos a un proceso de ejecución que culmine con una búsqueda oportuna para ser feliz.
Según Steve Jobs es normal hacerse determinados planteos cuando una persona sabe que está cerca de la muerte. Eso fue lo que le sucedió a él, a una de las mentes claves para crear una de las bases institucionales de una de las principales corporaciones de tecnología de la actualidad.
Estas son las tres preguntas que se hacía Steve Jobs para saber si era feliz:
- ¿Estoy viviendo la vida que quiero y haciendo el trabajo que quiero hacer?
- Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto 1de hacer hoy?
- ¿Estoy haciendo lo que me gusta?