Evitar dar carne cruda a los perros se vuelve aún más crucial, ya que un reciente estudio ha revelado que aquellos que siguen la dieta BARF (acrónimo de "Biologically Appropriate Raw Food" o "Bones and Raw Food") pueden propagar bacterias E. coli resistentes a antibióticos. La controversia en torno a la dieta BARF, que aboga por alimentar a los perros con carne cruda, ha sido constante, con argumentos a favor y en contra.
Este nuevo hallazgo subraya la gravedad de la situación, ya que las bacterias encontradas en las heces de perros que siguen esta dieta son resistentes al ciprofloxacino, un antibiótico de amplio espectro utilizado cuando las infecciones han desarrollado resistencia a otros tratamientos. La resistencia a este antibiótico representa un riesgo significativo, ya que podría convertir infecciones simples en amenazas potencialmente mortales.
La dieta BARF ha generado debates sobre su seguridad y beneficios. Mientras algunos argumentan que imita la alimentación de los perros en la naturaleza, otros señalan que los perros domésticos difieren significativamente de sus contrapartes salvajes.
Este reciente estudio resalta la importancia de considerar la seguridad no solo para las mascotas, sino también para los dueños, ya que la dieta BARF aumenta el riesgo de zoonosis, la transmisión de patógenos de animales a humanos.
A pesar de las precauciones que se pueden tomar al aplicar la dieta BARF, los resultados del estudio sugieren que es más seguro optar por alternativas de alimentación que no involucren carne cruda. Argumentos a favor, como la similitud con la dieta natural y la preservación de enzimas beneficiosas, carecen de evidencia científica sólida. Además, los piensos convencionales están sujetos a estrictos controles de calidad, a diferencia de la dieta BARF.