Comezón, picor, picazón, rascazón, prurito y hasta hormiguillo. Como sea que le digas, cuando empieza no la puedes ignorar. Pero curiosamente es una de las sensaciones más ignoradas por la medicina.
En principio se creía que las mismas fibras nerviosas que transportaban las sensaciones de dolor llevaban las de la comezón al cerebro, pero en 1997 un descubrimiento reveló que tiene sus propios nervios de transporte aunque son más lentos. De igual manera, esta información es muy nueva ya que todavía se están tratando de dar con motivos más certeros sobre esta sensación.
Ante esto, y teniendo en cuenta lo molesto que es, la pregunta recurrente es ¿por qué es tan placentero rascarse la piel? Cuando se presenta el prurito (hormigueo o picazón), se produce una sensación que interconecta la piel, la médula espinal y el cerebro. La respuesta del organismo para combatirlo es el rascarse, lo que alivia la molesta sensación que produce la comezón.
Pero el cerebro no tiene una zona específica destinada al prurito, sino que este se encuentra dentro de una red neurológica, que se extiende por las zonas más profundas del cerebro. Esta red une la sensación de picor y la acción de rascarse. La picazón se aloja en el área del cerebro donde se procesan las sensaciones más primitivas de todas las especies: el dolor y el placer.
Sin embargo, esta sensación de placer, tiene consecuencias y la más inmediata es la irritación en las zonas afectadas y es posible hasta que se inflame si lo haces por un tiempo prolongado. También aparecerán heridas que pueden sangrar. Siempre es aconsejable aplicar agua fría sobre la zona afectada y utilizar ropa de algodón que facilite la transpiración de la piel.