En la época donde la imagen es cada vez más importante, comenzar a envejecer puede tornarse un problema. La aparición de arrugas, el deterioro de la piel y demás, afectan a muchas personas y es por eso saber qué hábitos hay que evitar para mantener una vida saludable por más tiempo, sin tener que invertir cada vez más dinero para vernos bien.
Uno de malos hábitos que aceleran el envejecimiento es fumar. El consumo de tabaco se relaciona de forma directa con la aparición de arrugas cutáneas y potencia la acción nociva del sol. Estas arrugas son más acuciadas en la cara por exposición directa del humo del tabaco y el sol.
Además de la aparición de arrugas, a partir de los 35 años, y en relación directamente proporcional con el consumo de cigarrillos, aparece pigmentación amarilla de dedos y uñas, así como tinte amarillo-negruzco de los dientes. Los radicales libres del tabaco reducen la capacidad antioxidante, disminuye la absorción de vitamina A, añadiendo más "años a la piel".
"En el humo del tabaco existen más de 4.000 sustancias, de ellas 60 son cancerígenas, como el alquitrán (benzopireno), un hidrocarburo aromático que se forma cuando se produce la combustión del tabaco", recuerda la doctora Josefina Royo de la Torre, directora del Instituto Médico Láser (IML).
En cuanto a las vías por las que el tabaco influye, enumeraramos las más importantes:
- El monóxido de carbono, que se une a la hemoglobina y disminuye la tasa de oxígeno en la sangre.
- Efecto vasocontrictor de la vasopresina, que disminuye el riego sanguíneo periférico.
- Produce radicales libres que aceleran el envejecimiento.
- Estimulan la actividad de las metaloproteinasas, lo que produce una degradación acelerada de las fibras elásticas, colágenas y proteoglicanos dérmicos, empezando por la dermis más profunda (reticular).
- General hidroxilación del estradiol, que causa hipoestrogenismo y por tanto se pierde la función trófica (estimulante y de mantenimiento) de los estrógenos sobre la piel.
Ahora que ya sabes qué te hace ver más viejo, adopta un estilo de vida más saludable, que incluya una alimentación balanceada, ejercicio regular, protección solar, sueño adecuado y la eliminación de comportamientos perjudiciales, puede ayudarte a mantener una apariencia más joven y, lo que es más importante, promover una buena salud a lo largo de los años.