La alimentación es el pilar fundamental en el que se apoya nuestra salud para lograr mantener un cuerpo en gran estado físico. De acuerdo con el consumo que hacemos de ciertos nutrientes el resto de lo que nos quede de vida se pasará de manera positiva o negativa.
Según una investigación hecha en JAMA Internal Medicine determinó que si se eligen cuatro patrones de alimentos para consumir prolongadamente, el riesgo de muerte prematura puede disminuir hasta en un aproximado del 20%. Las personas detrás del hallazgo comprobaron que los participantes que cumplieron con las exigencias alimenticias, en donde se debió incluir cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos y legumbres, también mostraron evitar la aparición de afecciones respiratorias, cardiovasculares, neurodegenerativas y cáncer.
A raíz de esta investigación, el reconocido doctor David Katz asegura que son diversas las maneras de comer para adquirir beneficios en pro del organismo. Por su parte, Frank Hu, doctor y coautor de la investigación, comentó que puede pasar que los sujetos se agoten de tener que consumir siempre los mismos productos. Por ello, lo que se tuvo en cuenta para el estudio fue aplicar “flexibilidad a la hora de crear nuestras propias pautas alimentarias saludables, que pueden adaptarse a las preferencias en alimentos, los estados de salud y las culturas de cada persona. Se trata de uno de los estudios de cohortes más amplios y prolongados para examinar los patrones dietéticos recomendados y el riesgo a largo plazo de muertes prematuras y por enfermedades graves”.
Así encontramos que en esta dieta, los sujetos que participaron a lo largo de 36 años (75 mil mujeres y 44 mil hombres) consumieron primero una dieta mediterránea y luego “pasar a una dieta Dash (enfoques dietéticos para detener la hipertensión) o a una dieta semivegetariana”, según la preferencia.
La dieta en cuestión se compuso de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres, pescado y aceites naturales. Se desaconsejó “opciones relativamente sanas, como el pescado, algunos productos lácteos o derivados de la papa”. Se desaprobaron las carnes rojas que son procesadas y los azúcares añadidos y se incluyó “explícitamente los frutos secos, las semillas, los cereales integrales y un menor consumo de carnes rojas y procesadas y de bebidas azucaradas”. Además, se permitió “un consumo moderado de alcohol”.