Las plantas que dan frutos son unos de los atractivos y de los sueños de todos los amantes de la naturaleza. Ya que no existe placer más grande que consumir lo que plantamos, sino que de esta forma nos ahorramos los excesivos precios que en las diferentes tiendas les imponen a nuestros frutos favoritos.
Uno de estos son las fresas que además de ser deliciosas, poseer una en planta en nuestro jardín sería la fantasía de más de uno. Plantarlas no es algo descabellado ni difícil, ya que según el sitio web de Tom’s guide, lo primero que debes hacer es buscar una maceta o un recipiente lo suficientemente grande para poder cultivar. Preferentemente esta debe ser de alrededor de 43 cm de diámetro, luego deberás hacer agujeros en el fondo para que la tierra se drene, y por último, debes de llenar la maceta con piedritas o cerámica rota.
Luego de que la base de la maceta esté lista, debemos introducirle la tierra con el fin de crear un hábitat equilibrado para drenar correctamente tus plantas las cuales pasarán la gran parte de su vida en este contenedor. Para ello deberás escoger la que más se adecue a tu cultivo y ya tendremos la maceta lista.
En este paso llegó la hora de traspasar tu planta de fresas de su recipiente original a la maceta. Retira con mucho cuidado la planta de su recipiente, afloja la tierra de las paredes poco a poco con los dedos. Por último, deberás colocar la planta en un agujero en la maceta para después cubrir las raíces con tierra.
Para finalizar, deberás colocar la maceta en un lugar donde reciba Sol. Las fresas necesitan de 6 a 10 horas de luz solar al día. Puedes colocarlas en algún balcón o patio donde asegures de que recibirán suficiente luz. Un gran consejo para tener en cuenta, es que tenemos que regar la base de las plantas y no directamente a la fruta, de esta forma evitarás la presencia de hongos.