En algunos países, se estima que se conocen 2 nuevos casos de linfoma por cada 100 mil habitantes. Por ejemplo, en Chile, los decesos asociados a esta enfermedad aumentaron de 0,28 a 0,41 casos por 100 mil habitantes en los últimos años. Por eso, la importancia de conocer las señales de que se padece esta enfermedad.
Dependiendo del tipo de linfoma que se trate y las características de cada paciente, las señales de los linfomas podrían variar drásticamente. Se han detectado más de 50 tipos de linfomas diferentes, pero todos pueden ser reunidos en dos grandes categorías: de Hodgkin y no Hodgkin.
Algunas de las señales más recurrentes que se pueden presentar ante un linfoma son: crecimientos progresivo de los ganglios (por lo general, indoloros)decaimiento, pérdida de peso, sudoración nocturna y fiebre.
También se podrían identificar como señales de un linfoma a los cambios asociados a la médula ósea, como la anemia, sangrado por conteo de plaquetas bajo o infecciones recurrentes.
El linfoma no es un tipo de cáncer que se pueda prevenir, pero sí tiene tratamiento y su efectividad dependerá de cada caso y del tipo que se tenga, por lo que es sumamente importante estar atento a las señales.