El dolor es una respuesta del sistema nervioso ante un problema de salud, que puede ser por una simple lesión o por alguna enfermedad oculta en tu organismo. Estos dolores, algunos más intensos y frecuentes que otros, jamás se deben ignorar y lo conveniente sería visitar a un médico, pero antes de ello es necesario identificar lo que podría ser, ya que son una advertencia que envía el organismo para informar que algo no está del todo bien. Por ello te presenta cinco tipos de dolor que no debes ignorar.
Dolor abdominal: es un dolor bastante común que al cabo de unas horas puede mejorar, pero si este malestar se sostiene o incluso empeora con el paso del tiempo, podría tratarse de algo grave. Hay que tener en cuenta que si los síntomas aparecen desde el costado derecho del cuerpo se podría tratar de una apendicitis. Pero si proviene del centro del abdomen y se irradia hacia la espalda alta, se trataría de una pancreatitis.
Dolor en el pecho: Es quizás el más preocupante de todos, ya que automáticamente lo asociamos con el infarto, pero también podría deberse a otros males como que no son de tanta urgencia pero que si conviene tratar con un médico como un reflujo gastroesofágico, ansiedad, pancreatitis o pericarditis.
Dolor de cabeza: Otro de los síntomas más comunes que puede disminuir al cabo de unas horas, sin embargo cuando el malestar se vuelve insoportable podría tratarse de algo más serio. Uno de los ejemplos del inicio del dolor de cabeza puede ser un derrame cerebral.
Dolor después de hacer ejercicio: Es normal que nuestro cuerpo se sienta fatigado tras realizar deporte, pero si sufrimos un malestar que se sostiene en el tiempo y que se percibe como punzadas o palpitaciones podría indicar de que has quedado con alguna lesión producto del ejercicio, por lo que recomendamos acudir a un especialista para que trate el dolor.
Dolor dedo gordo del pie: quizás uno de los dolores más leves que existen, pero que podrían decantar en algo más grave como la gota, una enfermedad que pertenece a la familia de las artritis, que se produce por la acumulación y cristalización del ácido úrico en las articulaciones. Si bien, el dolor se puede tratar con antiinflamatorios genéricos, es importante acudir a un médico para confirmar el diagnóstico.