La cucaracha es el insecto más repudiado en el mundo y verla es realmente desagradable. Ni te cuento si pueden volar... ahí entramos en pánico, porque no puede ser que un bicho tan espantoso también tenga la capacidad de volar y sobrevivir ante cualquier adversidad, como una bomba atómica, por ejemplo. Sí, sí... ¡UNA BOMBA ATÓMICA! Entonces, cuestiónate si las podrías exterminar tan fácilmente con un simple veneno. No, no... ahora debes buscar una ponzoñosa solución.
A pesar de la impresión a suciedad que causan, nunca es bueno verlas merodear, pero cuando aparecen algunas cucarachas pequeñas o más claras, es señal de hay algunas más y que los escondites pueden estar en cualquier lugar. Además, se reproducen con mucha facilidad. Entonces, como haya plaga tienes un gran problema.
Atacar el problema de raíz antes que se propague es de vital importancia. Y no hará falta ir al supermercado o comprar productos químicos para exterminarlas. De hecho, sólo bastan dos ingredientes que seguramente tenemos en casa. En este caso: el azúcar y el mágico bicarbonato de sodio. Luego, vamos a identificar los 'puntos calientes' de la casa, es decir, rincones oscuros, detrás de electrodomésticos o zonas húmedas, donde pueden resguardarse y sentirse más seguras.
El truco consiste en combinar un cebo (un alimento que les guste a las cucarachas que les abra el apetito), con un veneno perjudicial para ellas. Se suele decir que lo que no mata, engorda. Aquí será a la inversa, lo que engorda mata a las cucarachas. En primer lugar el cómplice de su muerte que las atraiga será el azúcar que les encanta y, en segunda instancia, el asesino será el bicarbonato de sodio que les provocará intoxicación y, por consiguiente, la muerte.
Puedes dejarlo en recipientes o directamente echar la mezcla, que debe ser en partes iguales, en los sitios donde suelen aparecer. Cuando las cucarachas caigan en la trampa, resolverás el problema y ya "no podrán caminar, porque les falta... porque no tienen... las dos patitas de atrás".