El café es la segunda bebida más consumida en el mundo. Sus propiedades para despabilarnos de mañana, como su aroma y sabor son algunas de las características que tenemos en cuenta a la hora de beber una buena taza caliente. Pero recientemente los científicos han comenzado a estudiar todo lo relativo a la espuma que procede de esta bebida.
La espuma del café no es solo una cuestión estética, sino que aporta a que la bebida sea más agradable. Pero si hablamos de su proceso de formación, existen además otros datos interesantes. En concreto, la espuma consiste en una dispersión gruesa de burbujas de gas en una fase líquida continua, cuya clave se encuentra en el dióxido de carbono. Pero esto implica distintas fases que involucran la química.
En el caso del café espresso, el dióxido de carbono que se crea durante el tostado queda atrapado en su estructura celular. Luego, se forma una solución compuesta por gotas de aceite con azúcares, ácidos, cafeína y otros compuestos como fragmentos sólidos de los granos. El tostado sucede cuando los granos de café están expuestos a gases o temperaturas mayores de 200ºC. en esta instancia se originan el sabor, olor y aromas del café, como también se crean los gases, compuestos en su gran mayoría por dióxido de carbono. Allí aparecen los surfactantes, responsables de la generación y estabilización de la espuma del café. Sin embargo, es a través de la molienda que se destruye la estructura de las células de los granos de café y se libera el 70% del dióxido de carbono. Si esto se realiza 30 minutos antes de servirlo, se obtendrá un café perfecto.
Si contamos con café instantáneo, también es posible producir espuma. Y, un dato curioso es que mientras más barato es, más espuma tiene debido a la forma en la que se obtuvo ese preparado instantáneo. Existen dos formas, una es la sublimación del café congelado y la otra es rociando agua caliente sobre el café preparado. Este último método es el más simple y más barato.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos nombrar algunas ventajas como que una espuma firme evita que se pierda el aroma, y ralentiza el proceso de enfriamiento, dos virtudes que volverán más sabroso al café. Con todo esto, entendemos que la espuma del café es un proceso químico que va a depender de la capacidad de quien lo haga, pero seguramente, si se logra, podremos beber el café perfecto.