Perteneciente al grupo de las xantinas, la cafeína es una sustancia amarga que posee propiedades estimulantes. En cantidades moderadas puede ser beneficiosa, pero abusar de ella resulta nocivo para la salud y puede crear adicción. En este sentido, muchas personas parecen incapaces de arrancar su día sin una buena dosis de cafeína en la sangre. Parece que esta sustancia, presente en diversos alimentos y bebidas, nos permite salir de la somnolencia desde primera hora de la mañana. Es por ello que puede resultar altamente adictiva.
De todas maneras, cabe señalar que la adicción al café no es comparable con la que producen otro tipo de drogas. No obstante, sí que es cierto que depender de una sustancia para sentirnos bien no es lo más beneficioso para la salud. De hecho, quienes acostumbran a consumir elevadas cantidades de cafeína diariamente suelen experimentar síntomas de malestar si tratan de abandonarla: cansancio, dolor de cabeza e incluso irritabilidad.
Aunque la cafeína siempre se asocia con el café, una de las bebidas más consumidas alrededor del mundo, lo cierto es que esta se encuentra presente en otros muchos productos. Ejemplos de ello son los tés, la cola o el chocolate. Por supuesto, no hay que retirarla completamente de nuestra vida, ya que la cafeína nos puede brindar, consumida con moderación, beneficios tales como un aumento del rendimiento y la concentración, mayor oxigenación de la sangre, aceleración de la termogénesis o un menor riesgo de desarrollar enfermedades como el Alzheimer.
El consumo de cafeína se encuentra ampliamente extendido en el mundo, y aunque no es una sustancia peligrosa, su consumo está contraindicado en determinadas personas como las embarazadas no deben consumirla, pues esta puede pasar al bebé a través de la placenta. Tampoco se aconseja consumirla en aquellos que padezcan problemas de sueño, sufren migrañas, ansiedad, úlceras y reflujo gastroesofágico o presión arterial elevada.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que un consumo de cafeína de 500 mg o más al día es excesivo. Dado que se encuentra dentro de las sustancias consideradas psicoestimulantes, esta es susceptible de producir dependencia y abstinencia. Entre los síntomas más comunes de la adicción a la cafeína podemos encontrar: irritabilidad, dolor de cabeza, problemas de concentración, ansiedad. Ante una abstinencia de cafeína, muchas personas pueden sentir una amplia variedad de señales físicas molestas, como malestar digestivo, rigidez muscular, calambres o baja presión arterial.