El lupus es una enfermedad autoinmune. La patología crónica suele ser muy difícil de detectar ya que los síntomas difieren de un paciente a otro e incluso en las primeras etapas de la enfermedad aparecen y desaparecen. Según la Federación Española de Lupus existen al menos 5 millones de personas en el mundo que la padecen.
La enfermedad no tiene cura, pero es clave poder detectarla a tiempo, pese a las dificultades de su diagnóstico, con el fin de aplicar tratamientos paliativos. A la fecha no se sabe qué es lo que la provoca aunque hay estudios que coinciden en que la edad promedio para que se active es entre los 15 y los 45 años. Uno de los desencadenantes suelen ser las infecciones y la administración de medicamentes como la penicilina.
También hay estudios que comprueban que el lupus suelen aparecen en las mujeres gestantes o luego del parto. Cada paciente puede experimentar síntomas diversos y esto es justamente lo que dificulta su tratamiento a tiempo. Incluso también se manifiesta de formas diferentes de acuerdo a cada caso en particular.
Los síntomas más comunes del lupus
El lupus suele confundirse, en la mayoría de los casos, con artritis reumatoide o esclerosis múltiple. Su rápido tratamiento ayuda a paliar con los daños que la enfermedad causa en los órganos que ataca más frecuentemente, tales como el corazón, el cerebro, los riñones o los pulmones.
Los pacientes suelen desarrollar entre 4 o 5 síntomas del siguiente listado:
- Dolor muscular y articular
- Problemas renales
- Úlceras bocales o nasales
- Pérdida del cabello
- Inflamación de los tejidos que recubren los órganos internos con dolor abdominal o pectoral
- Depresión
- Problemas hematológicos
- Fatiga y extrema debilidad
- Riesgo de abortos espontáneos
- Eritemas solares
- Síntomas parecidos a los de la gripe y/o sudoraciones nocturnas
- Mala circulación sanguínea
- Enfermedades mentales y otros problemas cerebrales
- Dolores de cabeza
- Eritemas permanentes en las mejillas