El acto de no hacer actividad física y la conducta sedentaria en general son factores de riesgo importantes para que aumente hasta un 30% la demencia en las personas, según aseguraron las doctoras Carmen Terrón, coordinadora de la Unidad de Deterioro Cognitivo y Demencias del Hospital Nuestra Señora del Rosario, y María S. Manzano Palomo, neuróloga del Hospital Infanta Leonor de Madrid.
“Si se pusiera en marcha un plan de prevención de demencia se podría evitar o retrasar un 40% de los casos”, declaró la tríada científica porque los doce factores de riesgo modificables de demencia establecidos actualmente serían responsables de ese porcentaje.
“Esto convierte la actividad física en un factor protector frente al desarrollo de demencia y enfermedad de Alzheimer, así como frente a patología cerebrovascular, además de tener un efecto positivo sobre la salud y la calidad de vida”, aseguraron las neurólogas.
Añadieron que el sedentarismo favorece el desarrollo de otros factores de riesgo como son la obesidad y la alteración del metabolismo lipídico y glucémico. Además, hay una importante relación con una disminución de la función cognitiva en toda la vida y aumento del riesgo de demencia de cualquier etiología.
Las doctoras Terrón y Manzano aconsejan evitar la inactividad física lo mayor posible. Ellas definen que el ideal es limitar el tiempo de sedentarismo a menos de dos horas al día; levantarse y moverse tras 30 minutos de sedestación ininterrumpida; aumentar el tiempo diario de actividad física ligera a dos horas cada día.