La Navidad ha dejado una serie de encuentros entre millones de familias que recorrieron de punta a punta México para disfrutar con sus familiares, amigos y seres queridos en general. Sin embargo, al otro día tras la Nochebuena una de las máximas tradiciones se respetó a rajatabla: el famoso recalentado.
El recalentado navideño consiste en comer los alimentos que sobraron de la cena de Nochebuena y se vuelven a calentar para ser disfrutados con familiares y amigos. Esta práctica suele tener como particularidad que la comida tiene un mejor sabor en comparación con la primera vez que se probó.
Por lo tanto, cada 25 de diciembre y 1 de enero (porque también se realiza en Año Nuevo) se recalientan las sobras de la cena de la noche anterior con la particularidad de que la comida suele tener más sabor en comparación con la primera vez que se probó; aunque muchas personas se preguntan por qué sucede esto.
El factor que hace que la comida sepa mejor durante el día de Navidad o Año Nuevo, según explicó Debby Brown, el ingeniero de alimentos, es la homogeneización de los sabores. Mientras más tiempo pasa desde la preparación de la comida hasta el consumo, la concentración de los ingredientes es mayor.
Por eso, en Nochebuena muy pocas personas se acostumbran a dejar reposar la proteína con los ingredientes antes de cocinarlos. Este fenómeno se produce con alimentos como los guisos, la pierna y el lomo, entre otros alimentos. Un gran factor para la condensanción es que la mayoría de estos platos tienen huesos y colágeno.