Cantinflas, fue uno de los mejores comediantes que ha dado nuestro país y el que más rápido se adaptó y consolidó al ritmo y códigos humorísticos de otros países. Tal fue su buen hacer en el cine que logró fama mundial y obtuvo papeles en distintos puntos del planeta. Entre sus películas hubo una que no solo llamó la atención de su público, sino que despertó la curiosidad del Vaticano mismo. Tal fue el impacto que incluso pidió una copia.
Se trata de "El padrecito", una cinta de 1964 que fue grabada en San Miguel de Allende, en Guanajuato, fue dirigida por Miguel M. Delgado y protagonizada por Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes (nombre completo de Cantinflas), el actor español Ángel Garasa y la bella actriz Rosa María Vásquez.
En esta película, por primera vez Cantinflas interpreta a un ministro de la iglesia católica, algo que podría valerle algunas críticas, teniendo en cuenta que México siempre fue un país históricamente religioso. Pero según el sitio "México Fílmico", el espíritu de la modernización eclesiástica del Vaticano, iniciada por el papa Juan XXIII, pareció favorecer estos actos y tuvo un gran apoyo en este país.
Aquí el cura de "Cantinflas" posee la particularidad de ser una persona muy respondona y abierta, al negarse a bautizar un bebé por el nombre que querían ponerle, negarse al darle las amonestaciones a una pareja, bailar en el campanario y sobre todo por jugar a la baraja, a los dados y al balero por diferentes razones.
Esta película significó un éxito sin precedentes en México, donde permaneció más de cinco meses en carteleras tanto de nuestro país como en el extranjero, donde fue vista por diferentes personalidades y contó con la aprobación del propio Vaticano. Según el propio director de la película, esta cinta fue la obra maestra de Cantinflas.